Día. Sábado 19/07/14 Pavía - Santa Cristina 29km
Esta mañana me volvió a pesar la mochila, y casi de forma impulsiva decidí enviar otro paquete a casa. Una vez pasada la montaña pienso que no necesitaré la ropa de abrigo ni las botas, así que durante el próximo mes caminaré sólo con 4 o 5kg a la espalda y, lo mejor es que ahí está todo lo que necesito para viajar. Una vez efectuado el envío, estaba de nuevo reflexionando sobre las cargas innecesarias y me vino a la mente el siguiente pensamiento: "como sigas así te vas a desprender hasta de ti mismo". Me pilló desprevenido, no me lo esperaba, de repente sentí un gran vacío y por un momento me asusté, esta idea de desprenderme de mí mismo me perturbó durante unos instantes, ¿que significa eso realmente? Puede que las cargas más pesadas no sólo sean las materiales sino las psicológicas y éstas tienen el inconveniente de ser menos visibles y más escurridizas. Me refiero a la carga del yo, repleto de pequeños miedos y condicionamientos, a la carga de la identificación con mis pensamientos, emociones o comportamientos, que me hacen vagar cual marioneta arrastrada por el viento que mejor o peor sopla. Me gustaría emprender el camino que me lleve a desapegarme de mí mismo, a no necesitarme, a aprender a vivir si mí, y esta mañana lo vi muy claro, pero temo perderme. ¿Cómo se hace eso? Quizá necesite a alguien que ya haya hecho ese recorrido para que me guíe pero mientras lo encuentro voy a tomarme en serio aquel aforismo de Sócrates que dice:" Conócete a ti mismo" porque creo que ahí puede estar una de las claves. Y para conocerme, tengo que observarme como lo haría un científico, prestándome una atención de calidad, y no me refiero con esto a una atención ensimismante, egoísta, en la que me convierta en el centro de todo el universo, sino todo lo contrario. Me refiero a una atención desapegada, objetiva, sin crítica o juicio porque así podré conocer y comprender mejor mis pautas de comportamiento y mis estructuras emocionales y de pensamiento. Y puede que, a través de este bonito reto logre algún día quitarme importancia y desprenderme hasta de mí mismo y todo ello sería fantástico hacerlo desde el amor más auténtico hacia todas las formas de vida, incluida la mía.
Creo que si este viaje tiene un leit motiv, bien puede ser éste y lo encontré esta mañana, curiosamente mientras caminaba en un campo de maíz, sin sombras donde resguardarme del pletórico sol, ni brisa que atenuara el afixiante calor, en una situación proclive a una de las expresiones canarias que mi apreciado suegro, Don Francisco Tacoronte, a buen seguro, hubiera exclamado: "¡ñoss, que calor, aquí no se mueve ni un pajullo!".
domingo, 20 de julio de 2014
Quitando más peso.
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