ÛDía 55. Lunes 28/07/14 Ulla - Sarzana 17km
Hoy llegué pronto a Sarzana, pues era sólo la una del mediodía cuando estaba tocando en la puerta de la parroquia San Francesco d'Assisi. Después de una merecida siesta me fui a dar un paseo por esta bonita ciudad de La Toscana donde, en las calles peatonales de su rico casco antiguo, abundan los palacetes del siglo XV al XVIII y la ciudad bulle alrededor de sus concurridas plazas, cafeterías y comercios. En una de estas pequeñas plazas me senté en la terraza de una heladería a tomarme un helado de chocolate negro y menta, mientras observaba placidamente la vida pasar...
En una esquina, dos chicas adolescentes sentadas en un banco de madera, charlaban y reían de esa forma bobalicona y desganada que sólo los quinceañeros saben hacer, mientras miraban una y otra vez su móvil de última generación y se agitaban inquietas ante el ímpetu irrefrenable de sus jóvenes vidas. Al otro lado, en la terraza de un bar, dos señores de avanzada edad jugaban concentrados una partida de ajedrez, profesionalmente equipados con su reloj, que pulsaban una y otra vez después de cada movimiento. A mi izquierda, se sentó una señora que rondaba los sesenta a tomarse un helado de nutella, era alta, guapa y delgada e iba vestida de una forma juvenil, con pantalón y botas militares, como intentando disimular lo inevitable. Estaba saboreando las últimas cucharadas de mi delicioso after eight particular cuando una rubia exuberante de pechos operados, hizo su presencia por una de las calles que desembocaban en la plaza. Caminaba con aire seguro y con esa mirada altiva que poseen las personas que se saben observadas, pues hasta los avezados ajedrecistas levantaron cautelosamente la vista del tablero, para echar una ojeada socarrona. Y una leve sonrisa, junto a un gesto de ligero asombro, se dibujaba en sus caras mientras volvían a lo suyo. Me marché tras la última e irremediable cucharada, consciente de que, en distintas plazas de diferentes lugares, otras personas habrían estado haciendo lo mismo que yo, simplemente contemplar la vida.
Día 56. Martes 29/07/14 Sarzana - Massa 25km
Mi gozo en un pozo. Tenía verdadera ilusión por darme un baño en la costa mediterranea de La Liguria, pero se ha vuelto a levantar un día lluvioso y me temo que me tendré que conformar, al menos por hoy, con el agua de la lluvia. A la frustración del baño se le une otra, y es que, en esta zona hay cientos de miles, millones de higueras repletas de higos...pero verdes, aunque esta última frustración la compenso con una sobredosis de moras.
Las nubes también me han impedido ver bien las famosas montañas de mármol de Carrara del parque de los Alpes Aduane que, según dicen las guías, son preciosas. De hecho, hace unos días, mientras descansaba y comía unos frutos secos, se me acercó un anciano y me dijo una frase muy recurrente y típica de esas edades: "en mis 81 años de vida, jamás he visto un verano tan lluvioso como éste" y yo pensé: "¡manda huevos elegir el verano mas lluvioso de los últimos 81 años para patearme el país!"
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