A orillas del lago Léman.

Día 29. Miércoles 02/07/14. Lausanne - Montreaux. 30km.
Durante la meditación de esta mañana y ante la espectativa de bellos paisajes, me vino a la mente el pensamiento de intentar permanecer el máximo tiempo posible en estado presente, con la atención puesta en lo inmediato, en lo que sucediera en cada momento, pues no quería perderme detalle alguno. Aún sabiendo de la dificultad que eso le supone a mi mente, que a la mínima se pierde en sus neurosis, me propuse ese bonito reto. Pues bien, ahora que finaliza el día puedo decir que lo difícil hubiera sido no estar atento a la belleza de este entorno, tanto la natural como la creada por las personas. Durante las primeras horas he caminado entre viñedos enclavados en la falda de una ladera que muere en el lago Léman, al perecer es la región vinícola más grande de todo Suiza y sorprende por su gran inclinación, salvada por pequeñas terrazas donde se ubican las viñas. Las últimas tres horas de camino han transcurrido a lo largo de un precioso paseo por la orilla del lago, pasando por pueblos cuidados con esmero, donde la jardinería se convierte en una obra de arte y las calles, plazas y edificios en un museo de arquitectura. Da la sensación de que en esta tierra no hay lugar para la improvisación, que las cosas se piensan bien antes de hacerlas, pareciera como si las personas de aquí poseyeran un don exquisito hacia la precisión y la belleza.
No niego que es un lugar en el que me gustaría pasar una temporada más o menos larga para poder comprender qué filosofía de vida hay detrás de todo este buen trabajo.
Me sorprendió encontrarme con dos estatuas, una de Charles Chaplin en el pueblo de Vevey y otra de Freddy Mercury en Montreaux, ambos fallecidos en sendos lugares. Por lo que parece, es un buen lugar para retirarse cuando a uno le quede poco tiempo...