Día 32. Sábado 05/07/14. Ossières - Col du Grand Saint Bernard.
La mañana comenzaba temprano para mí. Como un niño que no duerme bien porque al día siguiente tiene excursión con los amigos, yo me desperté varias veces debido a la impaciencia por comenzar a caminar. Hoy era la subida al Grand Saint Bernard, paso militar estratégico entre Italia y Suiza desde hace mas de dos mil años y que todas las guías alaban por su bonito recorrido, no exento de dureza ya que hay que subir hasta los 2473m. Así que, a las 06.00h ya tenía calzadas las botas y empezé a caminar bajo una tenue lluvia que pronto desaparecería para no volver en toda la jornada. Enseguida me hallé en mitad de un bosque de pinos, iba con paso alegre y ánimo contento cuando me encontré con la primera sorpresa del día; unas fresas y frambuesas silvestres muy pequeñas, que unas horas después me harían la boca agua junto a un cremoso requesón y un poco de pan negro. No tenía ganas de que acabara el día, aún así andaba a buen ritmo y conforme iba ascendiendo, mejor eran las sensaciones tanto físicas como psicológicas. Los bosques fueron dando paso poco a poco a la alta montaña, habitada únicamente por pequeñas plantas y arbustos que son capaces de aguantar las inclemencias del tiempo a ciertas alturas. En un momento que cruzaba un puente de madera sobre un caudaloso riachuelo aproveché el ruido del agua para, de una manera instintiva, cerrar los ojos, elevar los brazos hacia el cielo y pegar un grito de afirmación; "¡Siiiiii!" surgiendo de mis adentros una gran alegría y exaltación. Me inundaba una sensación de auténtica libertad, de levedad, y por momentos todo mi ser fluía junto al agua del riachuelo... ha sido sin duda una experiencia sublime. Por estos parajes viajo como en una nube, sin conciencia exacta de tiempo, creando mi propia realidad a cada paso que doy, siendo un testigo de excepción de mi propia vida.
Más tarde me encontré a dos viejas conocidas, a Bamby y a la vaca de Milka, que resulta que son dos hermanas gemelas, una para el chocolate con leche y otra para el negro. Me hubiera gustado mucho haberme encontrado también con Heidi pero seguro que estaba "jugando" con Pedro. Al final, muy a mi pesar y después de sólo 10h de pateo, llegué al refugio "como quien no quiere la cosa".
domingo, 6 de julio de 2014
Col du Gran Saint Bernard.
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Que paraje tan idílico, ese lago entre montañas!
ResponderEliminarComo quien no quiere la cosa ya llevas muchos días caminando y como quien no quiere la cosa también, estás observando despacio y con atención en devenir de tu vida, que es justo lo que buscabas, así que propósico cumplido , no?.
Estoy muy orgullosa de compartir contigo tantas y tantas cosas.