domingo, 15 de junio de 2014

Reims, primera gran ciudad.


Día 11. Sábado 14/06/14  Suzy-Corbegny. 38km.
Aquí, tumbado en la cama de un albergue para peregrinos y con la única presencia ininterrumpida de los ronquidos de dos italianos que me impiden conciliar el sueño, echo la vista atrás para recomponer el puzle de los primeros diez días de camino. Tras el ajetreo del primer día de llegada a Canterbury vía Londres, después de una emocionante despedida de Desi en el aeropuerto de Barcelona, con su largo abrazo, sus lágrimas, su nudo en la garganta, y su respectivo dolor de cabeza, le siguieron dos días de auténtica desorientación y estrés. Hacia el tercer día vine a coger un poco de tino y empecé a centrarme en andar y "disfrutar" de los dolores musculares que iban apareciendo y desapareciendo por distintas partes de mi cuerpo como si tuvieran vida propia. Durante los días posteriores fui asentándome, gané confianza y empezé a habituarme y a crear mis apreciadas rutinas. Así, me suelo despertar (sin despertador) sobre las 06.00h y hago una meditación de 45m, luego desayuno y alrededor de las 07.30h me pongo en marcha. Durante el camino, me centro en mis sensaciones tanto físicas como emocionales o mentales, a ratos escucho música o audiolibros (sobre todo en los trayectos de monótono asfalto), a ratos atiendo al paisaje y sus sonidos, otras veces la mente se me escabulle a recuerdos o a proyectos, haciendo auténticos viajes en el tiempo. Intento llegar al lugar donde pasaré la noche antes de las 16.00h para poder reposar, leer, escribir, hacer unos estiramientos o assanas de yoga, dar un paseo si el lugar lo merece y quizá, volver a meditar otros 45m. Sobre las 23.00h suelo caer rendido.
   Aquí la vida es sencilla, no hay situaciones ni estímulos extraordinarios, por lo que intento aprender a observar lo excitante, lo genuino, lo puro, en lo ordinario. Así, un pequeño brioche con pepitas de chocolate que compré esta mañana en una panadería de pueblo me deleitó y llevó directamente al paraíso, sin escalas. Aún me quedaban tres horas de arduo camino, pero por unos momentos sólo existíamos el brioche de lindas pepitas de chocolate y yo.

Día 12,  Domingo 12/06/14. Corbegny-Reims. 28km
Entrar en una gran ciudad es, para un peregrino, una pequeña odisea. Muchas personas, mucho ruido, mucho de todo. ¿ Han atravesado alguna vez una gran ciudad a pie? Entrar o salir por un polígono industrial durante algunos kilómetros puede llegar a ser una experiencia inolvidable.
   Por suerte, hoy es domingo y la ciudad de Reims, como otras tantas, se ha quedado desierta. He dado un paseo por sus grandes avenidas y he visitado su catedral, lástima que estuviera en obras y no pueda enviarles una foto de la espectacular fachada principal. Me han impresionado bastante unas fotos de la ciudad totalmente destruida tras la segunda guerra mundial, de ahí supongo sus amplios espacios y su moderna estructura ya que tuvo que ser recontruida por completo.

1 comentario:

  1. Sergito, va por ti amigo:

    https://www.youtube.com/watch?v=OV5_LQArLa0

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