Día 25. Sábado 28/06/14 Basançon- Nods 34km.
Me encuentro a dos días a pie de la frontera Suiza y ya se empiezan a ver las primeras cuestas y bosques grandes. Poco a poco termina la inmensa y monótona llanura francesa con sus campos de cereales y hortalizas y comienzan a adivinarse los Alpes Suizos, con sus bellas aunque duras montañas.
Día 26. Domingo 29/06/14. Nods - Pontarlier 23 km.
Ya no sé bien si yo persigo a la soledad o ella me persigue a mi. Anoche me quedé de nuevo en una casa donde acogen peregrinos, se trataba de una pareja con cinco hijos, el mayor de 20 años y la pequeña de 8. Pues bien, por diferentes motivos todos estaban fuera durante el fin de semana y la pareja tenía una cena programada con los amigos, así que al ratito de llegar se marcharon y me quedé sólo en la casa, cuando llegaron yo ya estaba frito. Hoy ha sido diferente, la mujer de la familia que me acoge es de origen chileno y para mí ha sido fantástico poder mantener una larga conversación en español. Además hemos ido a ver el lago Sant Point y me han enseñado la ciudad de Pontarlier, que por cierto fue la primera en la que se destiló la absenta. No me ha quedado más remedio que probar un chupito en casa de mi anfitrión, así como el queso comté, típico de esta zona y que esta realmente bueno.
La lluvia ha vuelto a hacer presencia y con ella las incomodidades añadidas a un camino duro de por sí, sin embargo no me ha impedido disfrutar de la ruta puesto que mi ánimo esta alegre y ante la situación más normal, mi mente crea historias simpáticas; lloviznaba e iba yo con un ridículo paraguas color fucsia que hacía gala de su origen chino, cuando me cruzo con una pareja mayor, bien vestidos ambos y con un gran paraguas (suizo, seguro) que portaba ella y les cubría a los dos, cuando se me quedan mirando con cierto aire que yo interpreté como ligeramente despectivo. En ese momento me invadió la vena agresiva e irónicamente me dije: "a que le pego un hostión al viejo y otro a la vieja y salgo corriendo con su paraguas". No habrían pasado un par de minutos cuando vino una ráfaga de viento que me dislocó por completo mi super paraguas chino y me arrepentí de no haberlo hecho...
Por cierto, una anécdota; ¿a que no se imaginan dónde perdí hace unos días mi peine? Pues sí, se me quedó en la misma casa de la que cogí prestado el bolígrafo. Si es que "donde las dan, las toman" y no sé qué opinión tendrá de esto mi peluquero y amigo César pero desde entonces no me peino, le parezco a los hippys estos que llevan el pelo todo andrajoso, eso sí, el mío está limpito que me lo lavo todos los días. César, ¿esto se podrá meter a viaje, no?
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