domingo, 22 de junio de 2014

Arrivederci.

Día 17. Viernes 20/06/14 Brienne le Château - Bar sur Aube. 26km
Hay días en los que la mochila y las piernas parecen pesar más de la cuenta, y hoy ha sido uno de ellos. Me encontré cansado, somnoliento y aletargado y es que, a la molienda de las 10 horas de pateo de ayer, donde no me quedó mas remedio que hacer 43km, se suma que no pasé buena noche y para colmo me ha salido una pequeña ampolla en el pié derecho. Curiosamente, las jornadas duras y penosas como la de hoy, me motivan más para seguir adelante. Creo reconocer un punto masoquista en esta postura, pero eso es lo que hay... Menos mal que hoy llegué pronto a una casa parroquial donde me acogieron y pude echarme una siesta de más de una hora, que me supo a gloria.
Después de unos días en compañía, mañana vuelvo a caminar sólo puesto que los italianos han seguido hasta el próximo pueblo y no creo que los vuelva a ver porque hacen muchos km al día y llevan otra forma de caminar distinta a la mía. A mí me gusta descansar cada dos o tres horas durante unos 15m en algún lugar bonito por el que pase pero ellos pueden estar hasta seis horas caminando con la mochila puesta y sin comer ni un bocado, sin levantar la cabeza del camino, solo pensando en la llegada. Por unos días me vi metido en su dinámica y no me gustó nada, era un precio muy alto por ir acompañado, así que hoy decidí quedarme antes de lo previsto y les dejé que hicieran su camino para yo poder hacer el mío. Y esto me llevó a pensar en la presión a la que nos podemos ver sometidos por el ambiente en el que vivimos, introduciéndonos en dinámicas y comportamientos que quizá no nos gusten, que no compaginen con nuestra forma de ver la vida, pero que aceptamos para no sentirnos sólos o rechazados o simplemente por comodidad o ignorancia.

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