lunes, 30 de junio de 2014

Ansiando la montaña.

Día 27. Lunes 30/06/14 Pontarlier - Orbe 38km.

Entrar en Suiza esta resultando una experiencia bastante agradable, el tiempo ha refrescado y los paisajes bucólicos de esta tierra son como una bocanada de aire fresco que llenan y alimentan al mismo tiempo mis pulmones, casi en el ecuador de este viaje. En mitad de estos progiosos espacios verdes, flanqueado en todo momento por bosques de pinos y abetos, tengo la curiosa sensación de caminar al abrigo de la naturaleza, sintiendo una especie de curiosa protección. Hoy creo haber pasado por el lugar más bonito de lo que llevo de camino, se trataba de un pequeño sendero que descendía a la orilla de un riachuelo cubierto todo ello por una rica variedad de flora, probable preludio de la belleza que me espera en los Alpes suizos. Por otro lado, físicamente me encuentro muy bien y he de reconocer que espero con cierta ansia la llegada de la montaña, pues ahí me siento como pez en el agua. En estos momentos vienen a mi mente las excursiones que hacía a Sierra Nevada de adolescente y las que, hasta no hace mucho tiempo hacíamos todos los veranos unos amigos del pueblo, mi hermano Jose y yo por distintos parajes de dicha sierra. Aún recuerdo aquella salida de tres días a través de las cumbres más altas, que algunas de ellas superan los tres mil metros de altitud y que hicimos desde el refugio de Piedra Partida hasta el pueblo de Lanjarón, fue tan bonita como agotadora. No estaría mal volver a retomar esa buena costumbre, ¿verdad Jose?.


domingo, 29 de junio de 2014

Suiza a la vista.

Día 25. Sábado  28/06/14 Basançon- Nods 34km.

Me encuentro a dos días a pie de la frontera Suiza y ya se empiezan a ver las primeras cuestas y bosques grandes. Poco a poco termina la inmensa y monótona llanura francesa con sus campos de cereales y hortalizas y comienzan a adivinarse los Alpes Suizos, con sus bellas aunque duras montañas.

Día 26. Domingo 29/06/14. Nods - Pontarlier 23 km.

Ya no sé bien si yo persigo a la soledad o ella me persigue a mi. Anoche me quedé de nuevo en una casa donde acogen peregrinos, se trataba de una pareja con cinco hijos, el mayor de 20 años y la pequeña de 8. Pues bien, por diferentes motivos todos estaban fuera durante el fin de semana y la pareja tenía una cena programada con los amigos,  así que al ratito de llegar se marcharon y me quedé sólo en la casa, cuando llegaron yo ya estaba frito. Hoy ha sido diferente, la mujer de la familia que me acoge es de origen chileno y para mí ha sido fantástico poder mantener una larga conversación en español. Además hemos ido a ver el lago Sant Point y me han enseñado la ciudad de Pontarlier, que por cierto fue la primera en la que se destiló la absenta. No me ha quedado más remedio que probar un chupito en casa de mi anfitrión,  así como el queso comté, típico de esta zona y que esta realmente bueno.
La lluvia ha vuelto a hacer presencia y con ella las incomodidades añadidas a un camino duro de por sí, sin embargo no me ha impedido disfrutar de la ruta puesto que mi ánimo esta alegre y ante la situación más normal, mi mente crea historias simpáticas; lloviznaba e iba yo con un ridículo paraguas color fucsia que hacía gala de su origen chino, cuando me cruzo con una pareja mayor, bien vestidos ambos y con un gran paraguas (suizo, seguro) que portaba ella y les cubría a los dos, cuando se me quedan mirando con cierto aire que yo interpreté como ligeramente despectivo. En ese momento me invadió la vena agresiva e irónicamente me dije: "a que le pego un hostión al viejo y otro a la vieja y salgo corriendo con su paraguas". No habrían pasado un par de minutos cuando vino una ráfaga de viento que me dislocó por completo mi super paraguas chino  y me arrepentí de no haberlo hecho...
Por cierto, una anécdota; ¿a que no se imaginan dónde perdí hace unos días mi peine? Pues sí, se me quedó en la misma casa de la que cogí prestado el bolígrafo. Si es que "donde las dan, las toman" y no sé qué opinión tendrá de esto mi peluquero y amigo César pero desde entonces no me peino, le parezco a los hippys estos que llevan el pelo todo andrajoso, eso sí, el mío está limpito que me lo lavo todos los días. César, ¿esto se podrá meter a viaje, no?

viernes, 27 de junio de 2014

Después de la tempestad...

Día 24. Viernes 27/06/14. Gy - Besançon. 35km

...Viene la calma. Después de sentir una derrota de mi prepotente ego al reconocer la necesidad de interacción (y por lo tanto la dependencia) con las demás personas para estar en armonía conmigo mismo, después de reconocer que detrás de mi tacañeria hay un miedo a la pérdida, a la nada y después de la descarga emocional que supuso la carta a mi abuela, hoy me encuentro en calma. Además, el trayecto de esta mañana ayudó porque, aunque un poco largo y por asfalto, transcurre entre pequeños bosques de robles y encinas, el sol brilla allá arriba y tengo esa bonita sensación de que todo parece estar bien.
¿Les he dicho que soy un fanático de las panaderías francesas? Me encantan, entrar en una boulangerie aquí es todo un espectáculo para los sentidos. Panes de todo tipo de formas y colores, de varias harinas y semillas, se mezclan con dulces, bizcochos y demás  repostería hecha al horno. El pan negro con semillas y pasas, el dulce de hojaldre con manzana y el brioche con pepitas de chocolate son mi debilidad. Siempre que compro alguno, espero hasta encontrar un lugar "solemne" para tal festín y durante unos minutos me siento el hombre más afortunado del mundo. Ayer entré en una de estas panaderías, sin la intención de comprar, sólo por curiosidad porque había varias personas y pensé que me daría tiempo a husmear y poder escabullirme antes de que fuera mi turno. Pero el tiempo se detuvo para mí, embriagado por ese divino olor a pan caliente, embobado en la bella disposición de todos los productos y embelesado en sus formas y colores, llegó mi turno. No tuve más remedio que pedirme un croissant, y tras encontrar un lugar apropiado y rellenarlo con chocolate negro del 85% que llevaba en la mochila, me lo comí lenta y pausadamente. Como dirían mis amigos de Tenerife, Noe, Juli y Yaya ante tal situación o parecida; "Iraaaaaa".

Carta a mi abuela.

Día 23. Jueves 26/06/14.  Dampierre sur Salón - Gy.  32km.

No recuerdo la última vez que lloré tanto. No sé por qué extraña razón esta mañana me acordé de mi infancia y mi mente se trasladó directamente a mi querida y entrañable abuela Adela, que hasta el nombre lo tiene bonito. Entonces me asaltaron los recuerdos, algunos ya casi olvidados, de la relación tan estrecha que tuvimos durante mi niñez y que se prolonga hasta hoy día. Así que decidí escribirle una carta y mis lágrimas no cesaron hasta que puse la última letra. Ha sido una vivencia muy intensa, que seguro forma parte de este proceso del que ustedes están siendo testigos y quiero que sigan siendo porque mediante la escritura surgen en mí fuertes emociones desconocidas hasta ahora.

Carta a mi abuela.
Abuela, tu me recuerdas aún, ¿verdad? Soy ese niño que con apenas un año quiso subirse a la cama del abuelo moribundo para jugar con él. Soy ese niño que te cantaba una y mil veces la canción del elefante, mientras tu me hacías sentir una y mil veces que lo hacía como nadie. Soy ese niño con el que jugabas a "pito, pito, gorgorito", con el que rezabas por las noches al niño Jesús antes de dormir: "Jesusito de mi vida, eres niño como yo, por eso te quiero tanto y te doy mi corazón". Soy ese niño que dormía seguro a tu lado, al que protegiste y amaste, pues junto a tí yo me sentía seguro, valorado, aceptado y querido. Y soy ese adulto que se da cuenta de lo importante que fue tu presencia y tu amor para mí. Y ahora se me desgarra el alma al ver como el alzheimer se lleva poco a poco tus recuerdos y con ellos me iré yo. Pero tu no te irás de mí, permanecerás mientras yo viva o tenga memoria para recordar entre otras cosas, tu cara de inmensa alegría al verme entrar por la puerta y tus cuatro o cinco besos seguidos en cada mejilla, tus inmejorable arroz caldoso y tu fuerza y brío para decir las cosas. Y estoy seguro de que, al igual que tu haces ahora conmigo, tu serás de las últimas personas a las que yo olvide y de las primeras que buscaré si hay vida más allá de esta. Te adoro abuela.
Eternamente agradecido, tu nieto Sergio.

P.D. Y apenas llegue a Granada iré a leerte esta carta en persona, sabiendo que, aunque tu memoria quizá ya no me reconozca, tu corazón si lo hará.

miércoles, 25 de junio de 2014

Descubriéndome

Día 22. Miércoles 25/06/14 Champlite - Dampierre sur Salón. 16km.
Como ayer fue un día duro, sentí que necesitaba descansar, pero mi mente aún no permite que me quede un día entero en el mismo lugar, así que decidí hacer sólo 16km . Y me he dado el lujo de hacer dos largos descansos durante el trayecto, uno para comer y otro para leer sentado a la sombra de un viejo castaño que había en la orilla de un riachuelo. Aún así me hallo sumido en una especie de agitación, leve pero persistente, de la que me hago consciente por unos momentos pero cuando quiero darme cuenta ya camino de nuevo arrastrado por la premura y la inquietud. Creo que me encuentro frente a un desafío personal, pues ante la soledad auto impuesta y la ausencia de estímulos externos que me distraigan, estoy conectando con condicionamientos muy arraigados, difíciles de ver y de aceptar. Así que, presiento que está comenzando en mí una verdadera lucha interna contra varios enemigos, entre ellos:

- mi impulso de atesoramiento, procedente de la fantasía de que dejar escapar algo causaría un catastrófico quedarme sin nada, de ahí el simbolismo sobre la descarga de la mochila y la comida.

- mis urgencias, pues a menudo me sorprendo yendo a contrarreloj, agitado.

- mi patético perfeccionismo, que subyace de la renuncia estoica de mis necesidades, como la necesidad de interacción con los demás.

- mi autoexigencia, de la que este duro viaje puede ser buen ejemplo.

- y mi  necesidad ilusoria de control, ya comentada en otro momento. 

Reconociendo de antemano su envergadura y dificultad, mando un mensaje velado a mis amigos psicólogos de la uned, del teléfono de la esperanza y del grupo de hipnosis porque a mi regreso creo que necesitaré de vuestra ayuda. 

Gracias a mi amigo Ale, que me ha dado un poco de oxígeno con su conversación de esta tarde.

martes, 24 de junio de 2014

Un día perro.

Día 21. Martes 24/06/14. Langres - Champlite 35km.

Un día perro. Todo por carretera, con muchos coches y un calor húmedo bastante desagradable. Ha sido uno de esos días temidos, que yo sabía que los habría, donde me cuestiono seriamente el significado de este viaje. Se supone que las personas viajan, salen de sus casas para disfrutar, no para sufrir. ¿Por qué tengo yo esta necesidad de estar en contacto con lo difícil, lo duro para sentirme satisfecho? Iba tan jodido que cuando he llegado al pueblo, me he ido a correos y he enviado un paquete para casa con la cámara de fotos (con la del móvil me sobra) y algo de ropa que no usaba mucho, con el fin de aligerar la mochila puesto que hoy tuve unos calambres horribles en los hombros. También he decidido llevar menos comida encima pues prefiero pasar un poco de hambre que cargar con más peso del necesario. El camino me enseñó hoy que viajar con menos es posible, que mirando bien, siempre puede haber algo que pese y que no necesite.

Por suerte siempre me encuentro con flores bonitas que me alegran el alma.

Dichoso bolígrafo.

Día 20. Lunes 23/06/14. Marmont - Langres 26km
Mañana abandono la región de Champagne-Ardenne para entrar en la de Franche-Comté y en algún sitio he leído que Langres, ciudad en la que me encuentro,  es una de las 50 ciudades más bonitas de Francia. Pues bien, espero que las otras 49 tengan más encanto porque en realidad, salvo una muralla que rodea la parte más antigua tiene más bien poco, si acaso que aquí nació Diderot, uno de los padres de la Enciclopedia, pero eso por sí sólo no la hace bonita. Mira que la he pateado buscando algún rincón, plaza, jardín o palacio, pues nada. Que mala follá tiene madrugar y aligerar el paso con el fin de llegar pronto para poder ver la ciudad y encontrarme con esto...todo un chasco!
Les voy a contar algo que me pasó esta mañana, aunque empezaré poniéndoles en antecedentes.
Al inicio de esta aventura me atreví con varios propósitos, y entre otros me comprometí conmigo mismo a permanecer abstinente, a no tomar ningún tipo de tóxico (ni siquiera café), a mantener una dieta lo más vegetariana posible dentro de las circunstancias, a meditar a diario y a llevar una vida ética y moralmente exquisita, aquello de no engañar, no robar, no matar ni siquiera a un mosquito...bueno pues, esta mañana le quité un bolígrafo de esos muy chulos que puedes escribir con diferentes colores, a la casera donde me quedé anoche. Resulta que intentó engañarme con el precio de la habitación, yo me indigné y esta mañana me sentí justificado para llevarme su bolígrafo. Comprendo que no es un gran delito pero mi reflexión va al hecho de sentirme justificado para hacerlo porque intentó jugármela. ¿Cuántas veces me habré engañado de esta manera sin darme cuenta? ¿Cuántas veces habré hecho responsable de mis actos a otras personas? Nada, absolutamente nada, justifica que yo robe, engañe o haga daño y sin embargo, si tengo un motivo que yo creo "justo" lo hago sin reprobarme nada. Me pregunto que justificación se darán a sí mismo los ladrones, corruptos, mentirosos o las personas dañinas a gran escala.
En fin, como diría mi amigo Wilfred," ya que estamos en el burro, arre burro", así que esta noche me como una paletilla de cordero, hago un "sin-pa" y luego me emborracho, y todo ello a la salud de mi casera de anoche.

domingo, 22 de junio de 2014

De buen rollito.

Día 19. Domingo 22/06/14 Châteauvillain - Mormant 20km.

Amaneció un día espléndido y a mí se me disipó la nostalgia de no haber asistido anoche al Vl certamen internacional de pinchos entre colegas, que celebramos anualmente unos doce amigos y que cada año supera al anterior.
La salida del pueblo era a través de un bonito parque donde incluso llegué a ver unos cuantos ciervos salvajes. Al terminar el parque, comenzaba una pequeña carretera asfaltada por donde la guía decía que se llegaba directamente a mi destino de hoy, pero me da por mirar el mapa y veo un camino forestal que, aunque un poco mas largo que la carretera, me lleva al final al mismo sitio. En ese momento de acorde de mi amigo Alfredito y me dije;" si él estuviera aquí, seguro que tiraríamos por la ruta forestal", y así lo hice. Era un carril de tierra precioso, rodeado de naturaleza que lo cubría por completo apenas dejando pasar el sol. Al rato volví a ver mas ciervos y yo estaba como extasiado, caminando alegre y canturreando alguna canción. En un momento dado, sonaba en mi cabeza aquella canción de dice "cuando la tarde languidece renacen las sombras y en la quietud los cafetales vuelven a sentir, esa triste canción de amor de la vieja molienda..." cuando de pronto me quedo paralizado al observar en mitad del camino y a no más  de 40m de mí, un jabalí negro y grande (ese bicho pesaba mas de 150kg) rodeado de siete u ocho jabatos. Al mismo tiempo que yo me quedaba paralizado el jabalí me vio,  y asustado pego un gruñido a modo de aviso, y salió corriendo bosque adentro seguido de sus jabatos. Supongo que era una hembra, pero no me dió tiempo a preguntárselo...No sé que hubiera pasado si la jabalí llega a saber que yo estaba más  acojonado que ella, mirando alrededor buscando un árbol al que trepar o viendo hacia donde podría correr.  Se me quitó el buen rollito de momento, me puse hipervigilante y me dije "Sergito, camina rápido a ver si llegas pronto y no te vuelvas a meter donde no te llaman". Pero antes de llegar tuve la ocasión de encontrarme con otra manada, que esta vez espanté a voces desde una distancia prudencial y más tarde, en mi obsesión jabalina le grité también de lejos a lo que pensé que sería un jabato y luego, al salir corriendo y verle la cola peluda, supe que era un zorro. Después me relajé un poco al ver que los animales se alejaban corriendo al verme y llegué a mi destino canturreando de nuevo "una pena de amor, una tristeza, lleva el Santo Manuel en su amargura, pasa incansable la noche moliendo café...".
Por cierto, si mañana vuelvo a ver otro camino alternativo que me atraiga, no les quepa la menor duda que lo cogeré.
La foto no es muy buena, pero si se fijan bien podrán ver unos ciervos a lo lejos.

Por una Francia florida.

Día 18. Sábado 21/06/14. Bar sur Aube - Châteauvillain 31km.

Soledad, ¡divino tesoro! Vuelvo a caminar a mi ritmo, a mi aire, parando donde y cuando me apetece, sin sentirme presionado. Se supone que esto es lo mas parecido a la libertad, aunque estaría bien sentirme así aún cuando esté con los demás, pero aún no he alcanzado ese nivel. Es más, a veces temo convertirme en alguien parecido al lobo estepario de Hermann Hesse, ¿me estaré volviendo un inadaptado? Aviso para familia y amigos en general, y para Desi en particular; confío en sus habilidades para devolverme a la sociedad cuando regrese...
   Estoy gratamente sorprendido por el gusto de los franceses hacia las flores y los jardines bien cuidados, hasta tienen un "consejo nacional para los pueblos y ciudades floridas". No hay pueblito por el que pase en el que no haya bonitos parterres con flores bien cuidadas. La limpieza de sus calles es otro tema que me llama la atención, puesto que no se suelen ver ni siquiera colillas en el suelo. Eso sí, las calles no las pueden ensuciar mucho porque esta gente es muy de su casa, si no fuera porque se ven los jardines y las calles tan cuidadas diría que a veces paso por pueblos fantasma. El otro día pasé por uno que estaba en fiestas, y unos kilómetros antes se veían carteles anunciando las actividades que se iban a hacer. Yo me dije, "por fin voy a ver algo de gente y alegría por las calles", pero mi gozo en un pozo, exagero si digo que había 20 personas en la plaza del pueblo y tan poco estimuladas que se  quedaron mirandome mientras pasaba con mi pinta de guiri extraviado, como si yo fuera su principal atracción. Si lo sé, les hubiera cobrado por el espectáculo...

Arrivederci.

Día 17. Viernes 20/06/14 Brienne le Château - Bar sur Aube. 26km
Hay días en los que la mochila y las piernas parecen pesar más de la cuenta, y hoy ha sido uno de ellos. Me encontré cansado, somnoliento y aletargado y es que, a la molienda de las 10 horas de pateo de ayer, donde no me quedó mas remedio que hacer 43km, se suma que no pasé buena noche y para colmo me ha salido una pequeña ampolla en el pié derecho. Curiosamente, las jornadas duras y penosas como la de hoy, me motivan más para seguir adelante. Creo reconocer un punto masoquista en esta postura, pero eso es lo que hay... Menos mal que hoy llegué pronto a una casa parroquial donde me acogieron y pude echarme una siesta de más de una hora, que me supo a gloria.
Después de unos días en compañía, mañana vuelvo a caminar sólo puesto que los italianos han seguido hasta el próximo pueblo y no creo que los vuelva a ver porque hacen muchos km al día y llevan otra forma de caminar distinta a la mía. A mí me gusta descansar cada dos o tres horas durante unos 15m en algún lugar bonito por el que pase pero ellos pueden estar hasta seis horas caminando con la mochila puesta y sin comer ni un bocado, sin levantar la cabeza del camino, solo pensando en la llegada. Por unos días me vi metido en su dinámica y no me gustó nada, era un precio muy alto por ir acompañado, así que hoy decidí quedarme antes de lo previsto y les dejé que hicieran su camino para yo poder hacer el mío. Y esto me llevó a pensar en la presión a la que nos podemos ver sometidos por el ambiente en el que vivimos, introduciéndonos en dinámicas y comportamientos que quizá no nos gusten, que no compaginen con nuestra forma de ver la vida, pero que aceptamos para no sentirnos sólos o rechazados o simplemente por comodidad o ignorancia.

Me perdí.

Día 16. Jueves 19/06/14. Coole - Brienne le Château. 43km

Hoy, aprovechando una recta en el campo que parecía no acabar, me perdí. Cerré los ojos, suavicé el paso y me perdí. En el leve ruido de mis pasos al caminar, en la brisa tenue que rozaba mi cara y en el sonido de los pájaros al cantar. También me perdí en el peso de la mochila sobre mis hombros, en las gotas de sudor que mojaban mi frente y en el dolor de mis pies fatigados. Me perdí en la distancia, me perdí en los recuerdos, me perdí en la nostalgia, en todo ello me perdí. Y cuando abrí los ojos me encontré, me encontré con un inmenso y bello campo sembrado de trigo verde, con decenas de mariposas blancas revoloteando sobre sus espigas, y entonces, entonces supe que estaba vivo.

Otra buena acogida.

Día 15. Miércoles 18/06/14. Chalons en Champagne - Coole 27km
Nueva acogida en una casa familiar y nuevo agradecimiento infinito, esta vez se trata de una pareja mayor con dos hijos que volaron del nido hace ya unos años y cuyas habitaciones vacías llenan ahora, de forma eventual, humildes peregrinos venidos de todo el mundo con necesidad de calor humano, cama, comida y aseo. Además, la casa es preciosa, con un magnifico jardín donde pude hacer yoga y meditar rodeado de naturaleza y silencio. Me siento un afortunado por tener la posibilidad de vivir estas situaciones, pareciera que la vida se intensifica, los aprendizajes y las toma de conciencia son más frecuentes y potentes que en mi vida "normal". Yo suelo comparar este viaje a una vida entera vivida en poco más de dos meses, de modo que nací en Canterbury y moriré en Roma, sabiendo que lo que ocurre en medio es lo importante, tomándome esta vida como una forma de recorrer el camino, no una meta a la que llegar.
Es como el sexo, donde el orgasmo es la meta y es importante, pero si sólo piensas en él te pierdes la esencia.
Foto robada por Darío, mi compañero de camino italiano, durante la meditación de esta tarde en el jardín.

miércoles, 18 de junio de 2014

Un paseo entre viñedos

Día 13. Lunes 16/06/14 Reims - Trepail 28km
Una de las jornadas más bonitas que he realizado hasta el momento. Me hallo  recorriendo la región de Champagne-Ardenne y hoy, que el cielo estaba azul claro, el sol calentaba sin quemar y el aire corría ligeramente fresco,  se crearon las condiciones idóneas para caminar. La salida de Reims ha sido a lo largo de un precioso canal que atraviesa toda la ciudad, después a través de enormes extensiones de viñedos y pequeños bosques he llegado, junto a mis colegas italianos a Trepail, un pueblo de unos cuatrocientos habitantes y 33 productores de champagne. La acogida ha sido lo mejor, una entrañable abuela nos recibe en su casa particular donde por casualidad tiene organizada una comida familiar. Estaban terminando cuando hemos llegado, pero eso no ha sido impedimento para que la señora nos sirviera unos suculentos platos acompañados de champagne casero que, como buenos peregrinos, hemos aceptado de buena gana. Casi tres horas después aún nos encontrábamos comiendo y charlando con la abuela y con distintas personas de la familia que ocasionalmente se acercaban para conocer nuestra historia. Pienso en el corazón tan grande que tiene que tener una persona para acoger todos los días a varios peregrinos en su casa, ofrecerles cama, comida y aseo a cambio de nada, o a lo sumo el donativo que cada uno quiera dejar. Es fantástico observar ejemplos de buena voluntad, de caridad, de ofrecer sin pedir, de dar sin esperar. Para mí, que estoy empezando el proyecto vital de desnutrir poco a poco mi ego, ésta ha sido una verdadera enseñanza, obtenida en primera persona por una abuela francesa de 68 años de edad.

Día 14. Martes 17/06/14 Trapail - Châlons en Champagne. 27km

Sigo el camino a lo largo de un canal por donde navegan los barcos de mercancías o familias haciendo turismo en embarcaciones preparadas para tal efecto. Hoy he presenciado como salvan el desnivel mediante un sistema de esclusas, separadas unos 40m. Cuando el barco quiere pasar el desnivel, se abre la esclusa por donde navega y el espacio intermedio se llena o vacía de agua para nivelarse. El barco entra en ese espacio y se cierra la esclusa que deja atrás para a continuación abrir la otra y que el agua se vuelva a nivelar y el barco pueda seguir su rumbo. Quizá sea lo más apasionante que me haya pasado hoy, una  muestra más de que este no es viaje de grandes distracciones ni estímulos excitantes. Sin embargo yo no me aburro, sigo aprendiendo a permanecer atento a lo sencillo y cuando el camino se hace duro, reflexiono sobre temas que me interesan y mi mente se evade. Éste es el caso de la siguiente reflexión.

Es curioso observar como, con el paso de los días y a fuerza de enfrentarme una y otra vez con mis miedos, estos han ido disminuyendo y ya mi mente no se va tanto a sectas satánicas ni adolescentes agresivos. En estos momentos sin embargo, se me hace obligada la reflexión sobre un tema que enlaza con el miedo, que me atrae desde hace algún tiempo y que ahora, a raíz de la lectura del libro "Martes con mi viejo profesor" se me ha hecho más presente. El tema es, la muerte. De hecho, antes de iniciar este viaje estaba trabajando junto a Susi, mi "jefa" en el teléfono de la esperanza, en la realización de un taller para personas en proceso de duelo complicado y que retomaré a mi vuelta con la intención de terminarlo lo antes posible y ponerlo en marcha. Creo que todos sabemos que nos vamos a morir algún día pero también creo que no todos lo tenemos interiorizado, es como si no nos lo creyéramos del todo o como si no fuera con nosotros. Pienso que si realmente tomáramos conciencia de que nos podemos morir en cualquier momento, seríamos, sin duda, mejores personas, menos narcisistas. ¿Cómo es que vivimos como si la muerte no nos importara? "Si aprendes a morir, aprenderás a vivir" dice el protagonista del libro, un profesor de universidad que ha sido diagnosticado de ELA (esclerosis lateral amiotrófica) y le quedan pocos meses de vida. Creo que la verdadera conciencia empieza con la conciencia de la muerte, pero eso supone enfrentarse a un vacío tan grande que nuestra mente lo censura. Es como si lo tuviéramos intelectualizado pero no interiorizado, lo pensamos pero no lo sentimos. Todos hemos tenido la experiencia de salir del cementerio después del entierro de un ser querido diciendo frases como "no somos nadie", estos son pequeños momentos de lucidez que desgraciadamente, y a mí el primero, se nos olvida en pocos días. Lo que pasa es que, mientras estamos vivos, la muerte es algo que sólo le ocurre a los demás, como bien puede deducirse de ese dicho tan canario; "nadie escarmienta en cuero ajeno".
Yo suelo tener un archivo de worl en el ordenador donde voy escribiendo pequeñas frases que se me ocurren a raíz de los libros que leo o de mis experiencias propias y hace unos meses escribía esto; "Me gustaría morir consciente para poder mirar a la muerte a la cara y sonreírle antes de que me atrape."
Esto supondría que he aceptado la muerte y le he perdido el miedo. Y para terminar, dejo esta preciosa frase que decía Líam Neeson en la película "infierno blanco", en la que la muerte es la protagonista;
Una vez más en la lucha,
En la última batalla que conoceré,
Vivir y morir en el mismo día,
vivir y morir en este día."

Espero no cansarles con mis divagaciones...

Gracias

Sirviendome de la soledad, de la distancia física, que no emocional y del valor de las palabras, quiero aprovechar para darte las gracias;
Gracias por compartir conmigo tu tiempo, tu vida, tu corazón.
Gracias por tu risa contagiosa y por tu llanto triste.
Gracias por mostrarme tu generosidad infinita, de la que soy un mero aprendiz.
Gracias por tu presencia y por comprender mis ausencias.
Gracias por quererme, pues me haces sentir un privilegiado.
Gracias confidente, amiga y pareja.
Y gracias a la vida, que me ha dado la oportunidad de amarte.

domingo, 15 de junio de 2014

Reims, primera gran ciudad.


Día 11. Sábado 14/06/14  Suzy-Corbegny. 38km.
Aquí, tumbado en la cama de un albergue para peregrinos y con la única presencia ininterrumpida de los ronquidos de dos italianos que me impiden conciliar el sueño, echo la vista atrás para recomponer el puzle de los primeros diez días de camino. Tras el ajetreo del primer día de llegada a Canterbury vía Londres, después de una emocionante despedida de Desi en el aeropuerto de Barcelona, con su largo abrazo, sus lágrimas, su nudo en la garganta, y su respectivo dolor de cabeza, le siguieron dos días de auténtica desorientación y estrés. Hacia el tercer día vine a coger un poco de tino y empecé a centrarme en andar y "disfrutar" de los dolores musculares que iban apareciendo y desapareciendo por distintas partes de mi cuerpo como si tuvieran vida propia. Durante los días posteriores fui asentándome, gané confianza y empezé a habituarme y a crear mis apreciadas rutinas. Así, me suelo despertar (sin despertador) sobre las 06.00h y hago una meditación de 45m, luego desayuno y alrededor de las 07.30h me pongo en marcha. Durante el camino, me centro en mis sensaciones tanto físicas como emocionales o mentales, a ratos escucho música o audiolibros (sobre todo en los trayectos de monótono asfalto), a ratos atiendo al paisaje y sus sonidos, otras veces la mente se me escabulle a recuerdos o a proyectos, haciendo auténticos viajes en el tiempo. Intento llegar al lugar donde pasaré la noche antes de las 16.00h para poder reposar, leer, escribir, hacer unos estiramientos o assanas de yoga, dar un paseo si el lugar lo merece y quizá, volver a meditar otros 45m. Sobre las 23.00h suelo caer rendido.
   Aquí la vida es sencilla, no hay situaciones ni estímulos extraordinarios, por lo que intento aprender a observar lo excitante, lo genuino, lo puro, en lo ordinario. Así, un pequeño brioche con pepitas de chocolate que compré esta mañana en una panadería de pueblo me deleitó y llevó directamente al paraíso, sin escalas. Aún me quedaban tres horas de arduo camino, pero por unos momentos sólo existíamos el brioche de lindas pepitas de chocolate y yo.

Día 12,  Domingo 12/06/14. Corbegny-Reims. 28km
Entrar en una gran ciudad es, para un peregrino, una pequeña odisea. Muchas personas, mucho ruido, mucho de todo. ¿ Han atravesado alguna vez una gran ciudad a pie? Entrar o salir por un polígono industrial durante algunos kilómetros puede llegar a ser una experiencia inolvidable.
   Por suerte, hoy es domingo y la ciudad de Reims, como otras tantas, se ha quedado desierta. He dado un paseo por sus grandes avenidas y he visitado su catedral, lástima que estuviera en obras y no pueda enviarles una foto de la espectacular fachada principal. Me han impresionado bastante unas fotos de la ciudad totalmente destruida tras la segunda guerra mundial, de ahí supongo sus amplios espacios y su moderna estructura ya que tuvo que ser recontruida por completo.

viernes, 13 de junio de 2014

Gracias por estar ahí.

Día 7. Miércoles 11/06/14  Arras - Peronne 52 km
He tenido que venir a Francia para hacer auto stop por primera vez en mi vida. Resulta que tenía previsto hacer unos 32km hasta llegar a un pueblo que se llama Bapaume donde había dos posibilidades para pasar la noche, en la parroquia o en un hotel. Pues me planto allí sobre las cuatro de la tarde y ni el cura aparece por ningún lado ni el hotel tiene una sola cama libre. En la oficina de turismo me dicen que no hay más opciones y que tampoco hay bus para el siguiente pueblo que está a 20km, sólo un taxi que cuesta 45 euros. El caso es que no me puse muy nervioso ni maldije en arameo. Me lo tomé con calma y, ante la imposibilidad de seguir caminando porque me pillaría la noche por esos mundos, se me ocurrió hacer auto stop durante un rato antes de coger el taxi, y no habían pasado 10 minutos cuando me paró un chico que amablemente me llevó a Peronne, y digo amablemente porque no era su destino y se tuvo que desviar un poco para dejarme allí. Así que, me siento un poco tramposo pero, me da que no tenía muchas opciones.

Día 8. Jueves 12/06/14 Peronne - Tugny et Pont. 27km
El inconsciente me ha jugado una mala pasada esta mañana, se ve que no le gustó que ayer hiciera auto stop y cuando llevaba unos 4 o 5km caminados me dí cuenta que me había dejado un pantalón en el tendedero del camping donde dormí anoche. Así que, me dí la vuelta y como un campeón hice hoy unos 8 o 10 km de más. Hoy ha sido un día un tanto tedioso, con pocos estímulos donde centrar mi atención salvo largas rectas de pequeñas carreteras secundarias donde mis pies sufren la dureza y el calor del asfalto. Quiero compartir con ustedes una canción de Zaz que me transmite el ritmo, la pasión y la fuerza necesaria para los momentos difíciles.
http://youtu.be/eMo2p70b4KA

Día 9. Viernes 13/06/14 Tugny et Pont - Suzy 38km
Estaba empezando a sospechar que este camino estaba sólo en mi imaginación cuando anoche, en el albergue, por fin me encontré con dos italianos que también lo están recorriendo. Son dos señores mayores pero caminan como chiquillos, de hecho creo que no les voy a seguir el ritmo durante mucho tiempo porque hacen bastantes km al día y apenas paran para descansar. Yo prefiero ir más corto, más despacio y parando a descansar aunque la experiencia de compartir camino con más personas es muy enriquecedora.
Los paisajes de Somme, pues así se llama la región por la que estoy pasando, son muy parecidos a la llanura castellana con la salvedad del color, aquí el verde de los campos de trigo y papas es el predominante. Así que grandes extensiones de terreno llano, aunque sin molinos, son mis fieles escuderos durante mi viaje por estos lugares. Por otro lado, los días son extremadamente largos, amaneciendo sobre las 05.30h y llegando la noche sobre las 22.30h. Por cierto, nunca había conocido noches tan claras como estas, es como si la oscuridad no llegase del todo, supongo que la latitud en la que estoy será una buena explicación para este hecho.
Las gentes aquí son amables, sobre todo en los pueblos, donde nunca falta un "bonjour" como saludo nacional y una buena predisposición cuando les pregunto cualquier duda.
Estoy contento con mi camino, me siento fuerte, me siento vivo, me siento despierto.
Y gracias por vuestras palabras de aliento, de verdad que me llegan.

martes, 10 de junio de 2014

Continúo vivo.

Día 6 lunes 09/06/14  Amettes- Camblain L'abbé. 30km

Esta tarde hay tormenta, pero por suerte ya estoy en lugar seguro. Hoy duermo en la enfermería de un colegio católico que acoge a los peregrinos. Al llegar me atendió el conserje, un señor mayor muy simpático con el que estuve charlando un poco. En un momento dado me preguntó si no me daba miedo ir sólo haciendo la vía y la verdad es que sí, a veces me da un poco de miedo pero creo que los miedos están para enfrentarse a ellos y no para que te paralicen y te impidan cumplir tus sueños. Reconozco que hoy pasé miedo cuando un trueno sonó justo encima de mi cabeza, las nubes eran oscuras e iba por mitad del campo, sin ningún sitio donde guarecerme. Noté como el corazón se encogía y la respiración dejó de ser pausada y profunda para volverse agitada y superficial, era miedo. En ese momento mi mente me trajo a la consciencia un suceso que le aconteció a mi madre y que ella me contó una vez: era ella joven y estaba trabajando en el campo con una cuadrilla de personas cuando se produjo una gran tormenta y apenas les dió tiempo a salir corriendo para protejerse. En un momento dado era tal la cantidad de agua que caía que se vio arrastrada por ella y, si no llega a ser por la mano salvadora de un compañero que iba detrás, probablemente no lo hubiera contado. Desde ese día le tiene pánico a las tormentas, prueba de la potencia que puede tener una memoria traumática. Además, casi a diario mi mente conoce situaciones espeluznantes, aunque menos mal que ninguna se ha hecho realidad. Desde que un grupo de chavales me atraca y me dan una paliza, hasta que una secta satánica me secuestra y me torturan durante días como parte de algún rito u ofrenda. Total, que si le hiciera caso a mi mente, no saldría de mi casa.
   Antes de ayer me pasó algo que quiero exponer aquí a modo de reflexión. Cuando estaba cenando en la abadía con el grupo de religiosos cristianos, uno de ellos me preguntó que si yo era católico. Y, ante la mirada espectante de los demás, no supe decir que no, que no profeso ninguna religión, aunque ética y moralmente comparta muchos de los principios por los que se rigen las religiones. En el mismo momento en que contestaba que sí, me sentí traicionado por mí mismo. Una vez leí que cuando una persona deja de ser ella misma para convertirse en lo que los demás esperan de ella, en ese mismo momento comienza a enfermar psicológicamente y a cargar con un gran peso. Y algo parecido me pasó a mi, dejé de lado mis ideas, mis valores y dije lo que los demás esperaban que dijera, engañándoles a ellos y traicionándome a mí mismo. Sólo quiero tomar conciencia de este hecho, apenas intranscente e insignificante para intentar que no me vuelva a suceder, dentro de mis capacidades. He venido a este camino entre otras cosas para aprender a viajar más ligero, no para cargar con más peso.

Día 7. Martes 10/06/14  Camblain L'abbé- Arras 18km.

Día lluvioso y desapacible el de hoy. Andar bajo la lluvia se vuelve un acto mecánico y desagradable para mí , dejo de estar en el camino para irme mentalmente a la habitación de llegada, a la ducha caliente, a las sábanas limpias y secas. Y entonces la ruta deviene más larga aún, curioso ¿verdad?. Basta que una situación no sea de mi agrado para que se eternice en el tiempo y cobre vida la teoría de Einstein sobre la relatividad del mismo. Curioso también que, en la terraza de Las Nasas, compartiendo luz y mesa con Desi y mis amigos, me suele pasar todo lo contrario...
   Estoy sorprendido por los numerosos cementerios militares que me estoy encontrando en esta zona de Francia. Y es que, según he leído, por aquí murieron más de seiscientos mil soldados sólo durante la primera guerra mundial. No deja de conmoverme, mediante un escalofrío de esos que te recorren el cuerpo de arriba abajo el pensar que, en los mismos bosques y parajes por los que yo, tranquila y pausadamente camino escuchando los sonidos de la naturaleza, no hace mucho tiempo las personas caían víctimas de las balas y los cañones. Ojalá que nunca se vuelva a repetir.
   Hoy duermo en la ciudad de Arras donde se encuentra el cementerio y la plaza de las fotografías.
   Por cierto, desde aquí quiero felicitar a Carmen, mi gran profesora de francés en la escuela de idiomas y posterior amiga, por su empeño en que aprendiera a pronunciar bien este idioma, ya que varias personas aquí me han dicho que lo hablo muy bien. Ahí queda eso!