Día 63. Martes 05/08/14. Monterrigone-Siena. 21km.
Mi viaje interior y solitario está llegando a su fin. Ya hay una presencia suficiente de peregrinos que me incita a mirar al exterior y pienso que será como una especie de adaptación a la vida en sociedad después de dos meses de letargo interno. Aún así, el trayecto lo sigo haciendo prácticamente solo, lo prefiero de esta manera porque sigue siendo en la inspiración del silencio donde encuentro momentos para sentirme.
La cena de anoche la recordaré por mucho tiempo, no sólo por los gnocchi al pesto con tomates cherrys y queso sino porque fue en una preciosa terraza en el interior del castillo de Monterrigone, donde poco a poco se fue haciendo de noche mientras compartia mantel con Alessandro, Stefano y Paola, tres peregrinos italianos que hace poco comenzaron a caminar.
Y hoy llegué a Siena, otra ciudad para perderse por sus calles y pasearla lentamente, entrar en sus tiendas de productos típicos es todo un placer para la vista, el olfato y si caes en la tentación de comprar un panforte o un cantuccio, un placer para el gusto. Visité la catedral realizada casi toda en mármol de diferentes tonalidades y me encantó la Piazza del Campo y la del Duomo donde después de una buena cena fui a ver un concierto de jazz, aunque a mitad de la actuación el cansancio y el sueño se apoderó de mí y me fui a dormir.
miércoles, 6 de agosto de 2014
Mirar para afuera.
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Hermosas palabras e imágenes amigo. Adelante con ese singular proyecto personal!
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